Cuando al sueño de ser docente no lo destruye ni las peores carencias
Por Carlos AltavistaCarolina (22) se levanta todos los días a las cuatro y media de la madrugada. Sale a buscar leña, enciende el fuego y pone la pava sobre las brasas. Prepara mate cocido y tortillas asadas, que serán desayuno, almuerzo y cena. Lo comparte con su abuela de 82 años. Su hijo Ulises…
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