Sitiada por protestas, la Ciudad fue un laberinto
Hay días en que es mejor no levantarse de la cama. Entre bocinazos, maniobras a paso de hombre y embragues poniendo primera una y otra vez, en una jornada de inusual calor y humedad, eso es lo que deben haber pensado miles de automovilistas platenses que ayer se vieron obligados a sortear -con dispar éxito- la media docena de concentraciones y piquetes que convirtieron el centro y la bajada de la Autopista en un laberinto. Docentes, operarios navales, militantes sociales, activistas por la diversidad sexual, coincidieron en defender sus causas en la vía pública y provocaron altas dosis de caos entre las primeras horas de la mañana y largamente pasado el mediodía, ante agentes municipales que hicieron lo…
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